Árboles de hoja caduca que pueden alcanzar hasta los 20 metros de altura, aunque suelen ser más pequeños. Se han cultivado desde la antigüedad por sus frutos verde amarillentos de textura granulada, dulces y jugosos. Son apreciados también por su atractivo follaje otoñal (para el que necesitan mucho sol) y sus racimos de fragantes flores blancas de cinco pétalos, que nacen con las hojas nuevas o poco antes de ellas en primavera. Prospera en climas templados y algo húmedos. Es una especie criófila, con buena tolerancia del frío, aunque susceptible a las heladas primaverales.