Se trata de un árbol importante en regiones áridas y semiáridas de México, abarcando el centro-sur del país, donde su copa baja y extendida ofrece una sombra muy necesaria. Rara vez supera 9 m de alto, con una anchura similar, y sus hojas, caducas, se componen de numerosos foliolos diminutos, que dan una bella textura a la masa de follaje. Tiene tallos espinosos. En primavera los arboles están cubiertos de espigas plumosas de flores amarillas, atractivas para las abejas. La mayoría de las especies sólo toleran heladas muy ligeras y prefieren un clima cálido y seco. El suelo ha de ser ligero y bien drenado, con humedad en profundidad. Toleran las condiciones de sequía y los suelos alcalinos. Hay que plantarlos a pleno sol.